Nuestro estado de ánimo es por
regla general la exteriorización de cómo nos sentimos internamente;
ciertamente esta afirmación no es
definitiva, hay casos en los que consciente o inconsciente el ser puede
silenciar sus estado de ánimo disimulándolo con una actitud maquillada para
aparentar que todo está bien; es una distracción que busca evadir para enfrentar
aquello que desde dentro nos habla para decirnos que hay algo que no está bien.
Explorar nuestro YO interior es muchas veces una aventura desconocida, y lo
desconocido puede o bien tener un atractivo o despierta nuestro temor.
En días pasados cuando hable de
la autocompasión, un buen amigo que siempre lee mis blog me hizo la sugerencia
de escribir a modo de complemento de ese tema sobre el ejercicio de explorar
nuestro YO interior. Leonard es un amigo que desde la distancia se ha dado a la
tarea de brindarme a diario palabras llenas de reflexión y de Fe; sus escritos
denotan un gran conocimiento de la vida con sus avatares y sus bendiciones.
Esto le otorga licencia para hablar con propiedad y gracias a su perspectiva de
la vida me ha permitido tener una visión más amplia de las cosas que nos
rodean. Tengo cierto tiempo realizando cambios en mi vida a fin de obtener
herramientas que me permitan enfrentar con Fe y con optimismo mi vida cada
nuevo día, el balance de estos cambios es ciertamente positivo. Tuve un apoyo
determinante en esta experiencia, gracias a Dios conté con la guía de Orlando Rodríguez,
mi terapista y coach personal, quien poco a poco me fue guiando en lo que hoy
es mi experiencia personal en la exploración de mi YO interior y que me permitiré
compartir con ustedes a fin de que esta les motive a realizar su propia exploración
interior.
Cada día se nos presentan
diferentes problemas, angustias, responsabilidades y demás situaciones que
influyen directamente en nuestra psique;
no todos respondemos de la misma manera, y en mi caso yo sin darme
cuenta fui dejando que todas estas situaciones me afectaran al punto de cegarme
ante mi realidad, opte por colocarme un disfraz de “Estoy bien” con la falsa
creencia de con ello quienes me rodeaban iban a percibir mi estado de plenitud.
No comprendía que en realidad me estaba engañando yo mismo, algo no estaba
funcionando bien, no lograba entender por qué a pesar de que tenía mi gala de gran bienestar generaba un rechazo en
quienes me rodeaban y así de a poco me fui llenando de amarguras estériles.
Un buen día salía de hacer una
venta en una oficina y en la salida del inmueble me cruce con un hombre que sin
conocerme me pregunto si necesitaba terapia. Yo le respondí que no y seguí de
largo pero casi de inmediato regrese y le dije que si me podía ayudar. Este
hombre con evidente serenidad me dijo que cuando quisiera fuera a su
consultorio para hablar. A los días fui a su consultorio y a partir de ahí comencé
esta suerte de aventura en la que iba a explorar dentro de mí. Fue así como
Orlando me fue reeducando y de a poco me inculcaba la importancia que tiene el
poder de las palabras que digo sobre lo atraía para mi vida. Llego el momento de comenzar a explorar dentro
de mi Yo Interior, para ello existen muchos ejercicios, yo solo te voy a
comentar de mi experiencia y como poco a poco fui recorriendo dentro de mi; a petición
de Orlando debía cerrar los ojos y hablar, pero un día me coloco sentado frente
a un cuadro me pidió que observara fijamente la imagen y en un minuto retiro el
cuadro, quede entonces frente a un espejo y me pidió que le hablara a Edwing.
Mi reacción fue de rechazo, sentía como ridículo hablar conmigo, no podía hacerlo,
esos ojos que me miraban denotaban una gran tristeza y depresión, no podía mirarlos,
y comencé a llorar, sentí miedo y sentí pena por ese hombre que estaba frente a
mí y que me pedía atención. En medio del llanto casi descontrolado comencé a
castigarme y en ese momento solo podía ver todos los errores que me habían llevado
a ese estado. Era muy duro para mi darme cuenta que gran parte de la culpa era
solo mía y sentía que el ejercicio me hacía daño; pero Orlando me pidió que
siguiera y que no parara, si tenía que llorar que lo hiciera pero que no dejara
de ver los ojos de Edwing ahí en ese espejo. La terapia me agoto pero al
terminar sentí un alivio. Con las siguientes terapias poco a poco fui
adquiriendo confianza, Orlando me pidió que le hablara a ese hombre del espejo
y que le dijera ahora todas las virtudes que el tenia y que le reconociera todo
aquello que había hecho y que de alguna manera llevo ayuda para los demás y
pude darme cuenta que no todo era malo, al contrario tenía muchas buenas
virtudes, el me hizo comprender que todos somos en esencia seres de buenas
virtudes y que en el camino las vamos olvidando sustituyéndola por las
tendencias que impone la sociedad. Perdemos la esencia y el sentido original de
la vida y nos vamos convirtiendo en autómatas que respondemos a estímulos; “acción
– reacción”, esta realidad hace que muchos desarrollemos un estado de profunda depresión
y no lo sabemos y comenzamos a transmitir esta energía negativa que los demás sin
darse cuenta la perciben y la rechazan.
La aventura de explorar mi YO
interior ha sido increíble, luego de un tiempo me di cuenta que cuando veía a
el hombre del espejo estaba sonriente, sus ojos tenían un brillo especial, ese
hombre del espejo me estaba invitando a vivir y para ello solo me ponía una condición:
despojarme de la vanidad, de la falsa moral y de el resentimiento a cambio de
cultivar la humildad, la tolerancia y el perdón. Para ello debía partir de
AMARME y con ello debía por añadidura perdonarme. Es un camino largo pero bien
vale la pena emprenderlo, todavia me queda mucho por aprender y mucho por recorrer pero hoy siento que todo es diferente; aunque no es fácil también puedo decirte que a lo
largo de este vas teniendo una visión más amplia de tu vida y de todo lo que le
da sabor a la misma; porque todo; los problemas y los éxitos, las alegrías y
las tristezas, todo al final aporta lo que es la esencia de la vida: ENSEÑANZA.
No sé si con este tema logre satisfacer la expectativa de Leonard, pero si este
texto hace que al momento de leerlo sientas el impulso de querer explorar en tu
Yo interior entonces sentiré que valió la pena. Conviértete en El Hombre del
Espejo y explora tu YO interior, la experiencia vale la pena.
Eso mismo necesito yo explorar mi yo interior.
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