viernes, 23 de agosto de 2013

D`CUANDO NOS GUSTA ALGUIEN


En esta oportunidad ser hombre o ser mujer no significa diferencia alguna,  cuando nos gusta alguien nuestro mundo se pone de cabeza, pasamos de ser seres racionales a no tener concentración y así vamos repitiendo patrones que dejan en evidencia que estamos prendados de alguien aun y cuando creemos que estamos en el control de disimular esta realidad.

Estoy seguro que a nivel psicológico se ha estudiado a fondo el fenómeno, así como también estoy seguro que nos resultara familiar todo el patrón conductual en el que se manifiesta con gestos y con un particular lenguaje corporal que nos gusta alguien. Estaba recordando una serie de temas que siempre me han gustado interpretada por Melissa la reina del rock que en los 80`s irrumpía en las ondas radiales contagiándonos con sus letras roqueras en español, uno de sus singles llamado “Yo no creo en brujas” si mal no recuerdo planteaba de alguna manera nuestro tema de hoy. La canción abría con la frase “Decir su nombre era bueno…me hacia bien en esa época…hablaba de cualquier cosa, con palabras de ida y vuelta…para conseguir la excusa de nombrarte con frecuencia…fue buena, esa etapa de mi vida fue buena….”

Me atrevo a decir que a todos nos ha pasado esto, cuando nos gusta alguien, aun sin caer en cuenta de ello, repetimos este particular patrón conductual en el que hacemos todo y buscamos cualquier excusa para hablar de esa persona que nos gusta, queremos oír de ella o de él; queremos nombrarle a cada rato exaltando sus virtudes y sin darnos cuenta se nos ilumina el rostro, una sonrisa se dibuja en nuestros labios y sentimos una sensación de bienestar.

La situación es bonita e inspira, así como el tema de Melissa se han escrito muchos, todos suavizando con poesía melódica nuestra casi cursi conducta ante la contundente verdad: “Nos gusta alguien”. Ejemplos sobran, y ustedes de seguro se estarán identificando con esta afirmación y con seguridad están tarareando un tema que en su momento les hacía sentir maripositas en el estomago. Había un tema de El Puma llamado “Sueño Contigo” en el que exaltaba esa suerte de bienestar que hemos sentido cuando nuestra mente se ve invadida con el recuerdo de la persona que nos gusta, la canción en cuestión decía “Si te dijeron que anduve vagando en la madrugada, y que de pronto un recuerdo me ilumino la mirada…sabrás que estaban hablando de ti, porque aunque no diga nada…yo sueño contigo”

Y no estamos hablando de Amor, estamos hablando de que nos gusta alguien, y de cómo esa situación nos lleva a desarrollar conductas bien particulares, conductas que nos hace reír hoy día cuando las recordamos. Hace unos años cuando no existían estas maravillas tecnológicas ni redes sociales nos hacíamos más creativos, buscábamos la forma de  hablar de esa persona, estudiábamos su rutina diaria y en torno a ella buscábamos la excusa perfecta de estar en el lugar por donde iba a pasar, esperábamos con ansias la hora y salíamos a su encuentro y en el justo momento bajábamos la mirada sonrojados y con el corazón acelerado al punto de sentir que nos faltaba el aire; ni hablarte de lo que sucedía si esa persona tenía el gesto de saludarte o de sonreírte, ahí sí que perdíamos  la postura, subíamos al cielo y regresábamos flotando suavemente entre nubes y pajaritos. Si la persona en cuestión trabajaba en algún comercio nos hacíamos clientes frecuentes del mismo, todos se daban cuenta, hoy cuando hago memoria recuerdo como todos al verme entrar en un determinado lugar sonreían con picardía y le pedían a la persona en cuestión que me despachara, que papelón, y yo que creí que no se me notaba.

Para muchos la vida les llevo a profundizar esta bonita etapa y la química era correspondida y así les surgió el amor comenzando otra historia; para otros la cosa no paso de ahí y en el tiempo se extinguió la llama de esa ilusión y nuevas llamas se fueron encendiendo, para repetir este patrón en el que siempre dejamos en evidencia que nos gusta alguien.

Yo me confieso afortunado, he vivido esa sensación incluso a consciencia y la misma muchas veces me ha hecho más creativo. Mi verbo y mi pensamiento de hoy día es el resultado de estas ilusiones. Cuando me tomo un minuto para mirar toda mi vida está siempre ha estado salpicada de la experiencia de sentir que alguien me gustaba; de niño en la escuela con mi maestra, todos en algún momento nos sentimos bien con esa maestra que nos gusto. O en los programas de televisión en donde yo en lo particular debo confesar que me gustaba “La mujer Biónica”, esa mujer simplemente me encantaba, muchas veces soñé con ella y en ellos nos besamos, yo quería ser Steve Ostin, su novio conocido como el Hombre nuclear. Tiempo después descubrí cuanto me gustaba una chica que estudiaba en primer año de bachillerato, estaba yo en 4to grado y nos veíamos en el transporte, se llamaba Hirmar y un día me dio un beso tierno en la mejilla, casi morí ahí en el autobús, los colores se me subieron al rostro y así ella se convirtió en ese primer amor, escribía cosas en mis cuadernos y con ansias esperaba la hora de la salida, hasta que un día supe que tenia novio. Que fue de su vida no lo sé pero en mi recuerdo ella quedo plasmada como uno de mis más bonitos sentimientos.

Hoy día ya con mi edad aun he tenido esta sensación bonita que inspira una persona, siempre me tomo un minuto para con cualquier excusa saludarle, uno queda en evidencia el entorno de amistades te alientan a que se lo digas pero uno sabe que no debe hacerlo ya que no hay correspondencia y es preferible enaltecer el valor de la amistad que bien puedo tener con la persona. Eso es lo bonito de que alguien te guste, siempre que puedas tener los pies bien puestos en la tierra y que sepas mantener el respeto.

Nos guste o no, lo neguemos o lo reconozcamos, conscientes o no de ello,  la realidad es que siempre habrá alguien que nos gusta y que siempre vamos a tener acciones que dejan en evidencia esta situación, las canciones no se equivocan estas siempre dejan plasmada la contundente realidad: Me Gusta Alguien.

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