viernes, 9 de agosto de 2013

D`COMO NOS OLVIDAMOS DE LA PALABRA DIETA


Las dietas como régimen utilizado para perder peso, palabra que usada bajo este contexto genera desde el principio resistencia y por qué no hasta rechazo; y es que son tantos los factores que vienen implícitos dentro de este concepto que ciertamente se convierte en una cuesta bien empinada a la hora de querer bajar de peso y de tallas. Es por eso que escogí el titulo de nuestro tema de hoy. Si a partir de hoy intentare que borremos de nuestra mente el uso de la palabra “DIETA”, partiendo de que generalmente la asociamos a sacrificios para perder peso.

El concepto básico de Dieta no es otro que “El conjunto de nutrientes que se ingiere durante el consumo habitual de alimentos”.  Si, la dieta en su concepto elemental no refiere la práctica restrictiva en la ingesta de algunos alimentos con la finalidad de perder peso. Basado en esta consigna hoy me permito desarrollar el tema “D`COMO NOS OLVIDAMOS DE LA PALABRA DIETA”.

A partir de este momento te pido borrar de tu mente para siempre la palabra Dieta y que grabes en tu sub consciente la palabra ALIMENTACION y en base a ella vamos a comenzar a educarnos sobre la correcta combinación de los alimentos. Con este simple ejercicio de educación neurolingüística vas a ver como comenzaras a sentir que perder peso no es imposible, no significa sacrificios, no implica mayor inversión de dinero y lo más importante: no se corre el riesgo del efecto rebote tan devastador en las personas.

Dado este primer paso te pido recuerdes el tema que desarrolle en aquella entrega donde hable de los carbohidratos, los lípidos y las proteínas, bien puedes darle una revisión para refrescar algunos conceptos y en base a ellos vamos a trabajar de manera que entiendas cuan sencillo te va a resultar perder peso sin hacer sacrificio. El sacrificio ya de arranque genera resistencia, nos parece no solo difícil de cumplirlo si no que además influye de manera negativa en nuestros estados de ánimo y de humor. La actitud se convierte entonces en un factor determinante en el éxito de nuestra meta, y tener buena actitud va de la mano de el buen humor y de un buen ánimo; estos estados determinan la liberación de endorfinas y estas son sustancias que activan de forma benéfica todas las glándulas y sistemas de nuestro organismo haciendo sencilla la pérdida de peso.

Si tienes buena actitud te vas a dar cuenta que esta te anima a que desarrolles nuevos hábitos en tu vida, hacer ejercicio no será una actividad obligada, vas a comenzar a desarrollar entonces el concepto de actividad física como un medio para liberarte de los problemas y angustias del día a día, aparte vas a olvidarte de la ansiedad, esa enemiga silente que te impulsaba a consumir algún alimento fuera de tu horario habitual y en cantidades elevadas.

Fíjate como hasta ahora tan solo con la eliminación de dos palabras (dieta y sacrificio) ya comienzas a tener una percepción diferente que estoy seguro te está animando a continuar con la lectura de esta entrega. Toma en cuenta que actualmente vivimos bajo restricciones de tipo económico que a veces nos llevan a descuidar el debido chequeo anual de nuestro estado general de salud. Pocos pueden realizarse a voluntad un chequeo como paciente sano y solo bajo algún padecimiento o molestia nos sometemos a algún análisis de laboratorio para descubrir que nuestros valores están alterados, como suelo decir en broma “salimos raspados en triglicéridos, en colesterol, en glicemia, en acido úrico y demás valores hematológicos”. ¿Sabias que con una alimentación balanceada y alguna actividad física nuestros valores hematológicos generalmente se mantienen en rangos normales?  Es así mis queridos lectores, esta realidad ya es suficiente para desde ya adoptar la opción de una alimentación sana pero que esta no implique sacrificios; además yo te aseguro que este cambio de actitud va reportarte un ahorro sustancial, y es que para nadie es un secreto que la mayoría de los alimentos que nos afectan de forma negativa son más costosos. Con pequeños cambios que no impliquen un sacrificio no solo vas a perder peso, vas a ahorrar dinero y vas a ganar salud; hasta ahora solo vamos teniendo beneficios así que continúa un rato más conmigo.

Como les he confesado antes, tuve en mi vida un momento crítico de salud y esta condición de estar de reposo en una cama hizo que mi metabolismo cambiara y se hiciera más lento. Años atrás yo era un jovencito de bajo peso, flaquito en exageración y eso influía de manera negativa en mi baja auto estima, los extremos del bajo peso y el sobre peso generan baja autoestima, y un buen día me propuse cambiar y comencé a entrenar en un gimnasio, puedo decir que conté con la ayuda de muchas personas  que me asesoraron de manera desinteresada y fui conociendo de suplementos para ganar peso, quería aumentar rápido y lo logre, no lo voy a negar pero también comencé a asociar esos conocimiento que yo tenía de farmacología cuando estudie veterinaria y me di cuenta que era mejor aumentar de peso gradualmente, yo conocía de los efectos adversos de los esteroides les tome miedo, por lo que decidí entrenar más duro y a comer mas y mas. Llego el momento donde me vi enfermo y mi metabolismo se hizo lento con la consecuencia natural de ganar mucho peso, llegue a pesar más de 114 kilos pase a talla 34 de pantalón y apretadito, antes era 30, al apretarme en el abdomen podía sentir una capa de grasa y no me sentía bien, regrese al gimnasio y en esos días se me acerco un entrenador y me dijo: “cómo es posible que estés tan gordo si antes tenias una figura envidiable, eso no tiene perdón”, con semejante sentencia fue suficiente para que yo buscara la manera de recuperar mi peso ideal. Estaba consciente de que no tenía dinero para invertir en un nutricionista ni en los gastos de seguir su régimen de alimentación. No tenía nada, pero tenía mi gran ánimo de lograr recuperar mi peso.

Fue así como comencé a valerme de un gran aliado: La Internet, y buscando información y tips, conseguí que debía partir de la simple ejecución de una actividad cardiovascular diaria que sobrepasara los 25 minutos, con eso mi metabolismo se aceleraba y se activaban todos los mecanismos que bioquímicamente tomaban grasa depositada en mi organismo para convertirla en la energía que estaba demandando esa actividad cardiovascular.

Conseguí además la importancia de consumir agua en cantidades que por lo menos alcanzaran los 8 vasos diarios, y opte por hacer del agua mi bebida favorita, barata, refrescante, saciaba mi sed de forma efectiva y no me llenaba de azucares ni de toxinas que me hacían retener líquidos. Fui aprendiendo a elaborar agua saborizada remojando en ella alguna rueda de naranja o limón o cualquier fruta como manzanas, duraznos fresas o tamarindo durante la noche en la nevera, también conocí de las bondades del té verde con el cual se podía elaborar una buena cantidad de bebida fresca que además aportaba antioxidantes, comencé junto con ello a bajarlas grandes cantidades de azúcar, si podía usaba miel o algún edulcorante y no perdía para nada el sabor agradable, igual era bien rica y refrescante. Opte también por no tomar ninguna bebida carbonatada como las gaseosas ni siquiera las light, tampoco tomaba estas bebidas que venden en sobres para preparar ya que sabía que tenían grandes cantidades de azúcar.

Comencé también a prestar atención, léase bien a prestar atención a el concepto de los carbohidratos de alto y de bajo índice glicemico optando por los de bajo índice glicemico; tan solo buscaba en la web la lista de los mismos y en base a ello decidía cuando y como consumirlos. Por regla general se recomienda usar los de bajo índice glicemico para la tarde noche cuando no requerimos mayor cantidad de energía, los de lato índice glicemico los podía consumir una hora antes de realizar los ejercicios cardiovasculares y en cantidades moderadas.

Aprendí a diferenciar aquellas grasas buenas y malas y como usarlas sin eliminarlas pero combinándolas de manera que aportaran los requerimientos mínimos de mi organismo, recuerden que hay grasas de origen animal y de origen vegetal, generalmente las de origen vegetal aportan más beneficios.

Aprendí sobre el correcto uso de las proteínas y que nunca debía alimentarme exclusivamente con proteínas bajo la idea de que así no engordaría.

Aprendí que para perder peso debía activar mi metabolismo alimentándome por lo menos 5 veces al día pero en cantidades pequeñas y con nutrientes sanos sin que eso representara una gran inversión de dinero que no tenia.

Con estos conocimientos me fui haciendo de una alimentación que nunca fue sacrificada, solo fui adecuando los horarios, las cantidades y sus combinaciones y así sin darme cuenta alcance a pesar 90 kilos, ¿el tiempo? Créanme que aunque fue corto ni lo vi, yo sabía que no debía perder de forma abrupta el peso, así que me relaje y comencé de a poquito, pasito a pasito, un día trotaba un ratico y continuaba caminando, hacia mis pesas, me conectaba con mis pensamientos y me mentalizaba en que yo iba a recuperar mi peso. Nunca deje de comer pasta, pero si reduje su cantidad, baje la cantidad de papas y de harinas, me comía solo una arepa, trataba de que mi plato se viera agradable. Un dulce o un helado de vez en cuando, un perro caliente o hamburguesa con muy poca frecuencia y si lo hacía evitaba comerme las papitas ya que había leído que uno no debe mezclar en una comida varios tipos de harinas o carbohidratos. No mezclaba el pan con pasta o arroz, pero si lo llegue a consumir. El chocolate que era mi debilidad lo comía pero como un merecido premio y pequeños trozos incluso encontré que el chocolate amargo tenía un rico sabor y no consumía esas grandes cantidades de azúcar. En el cine no dejaba de comer cotufa pero aprendí que estas se comen una vez o dos al mes, ya no compraba el mega combo gigante con refresco, ordenaba una caja mediana y una botellita de agua.

Créanme yo perdí peso con solo tener buena actitud, nunca me mentalice en base a aquella palabra que borre de mi mente, me conecte con la idea de obtener el beneficio de la sana ejecución de una actividad física en la que descubrí una buena manera de estar en contacto con la naturaleza. Buscaba en internet aquellos alimentos buenos y los no tan bueno y conociéndolos sabia como combinarlos de manera que nunca deje de consumirlos pero eso sí, aprendí como y cuanta cantidad tomar de cada uno de ellos. Supe cuando detenerme, no saciaba mi apetito hasta quedar repleto, ya que descubri que si quedaba con hambre a los minutos pasaba esta sensacion y sentia saciedad. Incremente la cantidad de fibra, las frutas de preferencia las consumia enteras ya que la porcion es menor que la cantidad de fruta que necesitaba para preparar un vaso de jugo.

Si yo pude tú puedes. Solo tienes que decidir a partir de qué momento hacerlo pero con alegría y con la seguridad de que lo vas a lograr, este es el mensaje que quiero grabar en tu mente y en tu corazón.  

       

1 comentario:

  1. Muy bueno me gusto mucho y yo soy de las q me dicen dieta y no me gusta pero ya aprendí q es buena alimentación.

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